Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:
En Julio 29 de 1853, el Papa Pio IX estableció la Diócesis de Santa Fe y designó a John Baptist Lamy como su primer Obispo. En un lapso de tres años, Santa Fe fue elevado de Vicariato Apostólico, un territorio misionero, a Diócesis. Para 1875, la Diócesis se convirtió en Arquidiócesis. Sin embargo, la iglesia en Nuevo México existía desde mucho antes de 1853. De hecho, en 1998, celebramos el 400 aniversario del establecimiento de la iglesia en Nuevo México, gracias a los esfuerzos de las Misioneros Franciscanos Españoles.
Cuando el Obispo Lamy llegó a Santa Fe, se encontró con religiosos y laicos quienes habían conservado viva su fe desde los inicios. El Obispo Lamy pronto invitó a Jesuitas, Sacerdotes Franceses, a los Hermanos Cristianos, a las Hermanas de Loretto de Kentucky y a las Hermanas de la Caridad de Ohio para trabajar junto con él y con el clero local para establecer la iglesia institucional y poder responder a las necesidades espirituales, educativas y físicas de la gente.
Mientras celebramos el Ciento-cincuenta aniversario, nos paramos sobre los hombros de hombres y mujeres de fe, nuestros antecesores, quienes nos pasaron los grandiosos tesoros de nuestra Iglesia. Las generaciones que nos sigan, también se pararán sobre nuestros hombros. La clase de iglesia que les pasaremos está ahora en nuestras manos. Se encuentra en el proceso de desarrollo.
Celebramos a las escuelas Católicas y a los programas catequéticos que han ayudado a las familias a pasar el Evangelio a las generaciones que les han seguido. Celebramos los esfuerzos heroicos de los padres de familia de ayer y de hoy quienes han pasado la fe a sus hijos. Hoy, también reconocemos los retos para asegurarnos de que nuestros niños Católicos reciban una formación propia a su fe para cumplir con las demandas de la cultura seglar y materialista que nos rodea.
Los padres de familia, con su ejemplo y viviendo su fe, siguen siendo los principales maestros de su hijos. Se debe llevar a cabo todo esfuerzo para apoyarlos y hacerlo a través de programas parroquiales y Arquidiocesanos efectivos, por la oración y por el ejemplo. Hay mucho más en el transmitir de la fe que preparar a los niños para la Primera Comunión, la Reconciliación y la Confirmación. Nuestros jóvenes deben ser preparados durante todos su años de formación para la vida que les espera adelante. Por lo tanto, la participación en los programas de formación de fe, para niños, jóvenes y adultos es la clave para asegurar un correcto entendimiento de las enseñanzas de nuestra iglesia.
El Papa Pio IX indicó en 1853 que su propósito al establecer la Diócesis en Santa Fe era el de asegurar una manera de incrementar y apoyar la fe Católica en su vasto territorio. Desde un principio, los Nuevo Mexicanos fueron retados a evangelizar y a diseminar su fe Católica a otros. Hoy aceptamos el reto de llegar a los Católicos inactivos, a los que no tienen iglesia, a las personas que todavía no han escuchado las buenas nuevas de Jesucristo. Como evangelizadores recordamos lo que es único para nosotros como Católicos. La Eucaristía en la cual recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo, nuestra comida espiritual. Los otros sacramentos que nos acompañan a través de os momentos importantes de nuestras vidas. La totalidad de las enseñanzas de Jesús que se remontan a 2000 años y la devoción a María, la Madre de Dios y a los Santos que nos inspiran. Nosotros tenemos tesoros Católicos, sacramentales, devociones especiales como el Rosario, medallas, objetos religiosos y altares que están en nuestras casas, símbolos externos de nuestra fe que abren nuestros corazones a una práctica religiosa más profunda.
Una de las formas más efectivas de evangelizar es a través de una buena liturgia. Oramos por más sacerdotes, Buenos predicadores de la Palabra de Dios, personas compasivas que sepan escuchar y líderes que lleven a la gente a un entendimiento más profundo de los misterios de nuestra fe. Nuestras parroquias deben tener un espíritu de bienvenida y una fe viva El reto es nuestro, nos lo recuerda nuestro lema del 150 aniversario de “reconstruir la Iglesia”
Nuestras Iglesias tienen que estar libres de barreras. Tenemos que dar la bienvenida a todos, desde aquellos cuyos ancestros datan desde los primeros pobladores o los Nativo Americanos, o los miles que han llegado a la Diócesis a través de los años hasta los que recientemente han inmigrado. Juntos sostendremos nuestra rica herencia Católica, de la cual el Reverendo James Deufori escribió en su libro “Bosquejo Histórico de la Iglesia de Nuevo México.” Este libro, escrito en 1887 será publicado de nuevo y ofrecerá una revisión histórica de lo que ha sido un ejemplo de lo que debemos transmitir a aquellos que vienen después de nosotros.
Yo los invito a rezar diariamente la oración que aparece en la tarjeta conmemorativa, pongan atención a su título, “Reconstruyendo nuestra Iglesia” y mediten en las palabras, especialmente en donde habla de “Reconstrúyenos en tu imagen, en tu amor y en tu perdón.” Participen en una novena parroquial empezando el 27 de septiembre y concluyendo en la fiesta de San Francisco de Asís para que todos los Católicos de la Arquidiócesis hagamos de nuestro 150 aniversario una celebración de oración y gozo. Los animo a ser creativos y a planear celebraciones en sus parroquias locales.
En Santa Fe, este mes de julio, habrá celebraciones Arquidiocesanas durante la Misa del Mercado Español en donde dedicaré la pantalla de San José en la Capilla del Santísimo de la Catedral. En agosto, la dedicación de la estatua de Kateria Tekakwitha se llevará a cabo cuando se celebre la Misa de la comunidad Nativo Americana. Nuestro periódico Arquidiocesano “People of God” presentará una edición conmemorativa en el ejemplar del mes de septiembre. Yo confío en que van a encontrar esa edición muy interesante y digna de conservar.
El domingo 5 de octubre del 2003, celebraremos la Liturgia del Jubileo Eucarístico en la Catedral de San Francisco de Asís en donde estarán presentes un número de Obispos de la región, cuyas Diócesis se formaron de los que originalmente fue el Vicariato Apostólico de Santa Fe. Durante esta liturgia, dedicaremos la nueva ventana emplomada de San Francisco y Santa Clara en el santuario de la Catedral y re-dedicaremos sus grandes puertas con la adición de paneles conmemorando los momentos históricos de antiguo Nuevo México. También bendeciré y dedicaré la capilla conmemorativa a los Obispos de Santa Fe y después de la Misa, todos los ahí reunidos tendremos una “fiesta” en el parque de la Catedral. Aunque el espacio en la Catedral es limitado, les animo a cada uno de ustedes a celebrar este día en su propia forma especial en dondequiera que se encuentren recordando que ustedes, nosotros, somos la iglesia viva, sobre cuyos hombros el futuro se está construyendo.
Con San Francisco como nuestro patrón, ¡Yo declaro un año de Jubileo y Gozo! Un tiempo dedicado a fortalecer nuestra identidad Católica y nuestra unidad con el Sucesor de San Pedro. Que el Señor continúe bendiciendo esta histórica y venerable Diócesis.
Sinceramente suyo, en el Señor Resucitado,
Reverendísimo Arzobispo Michael J. Sheehan
Arzobispo de Santa Fe