Mis Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
Nada de lo que hacemos como Católicos es más importante que la valiosa celebración de la Sagrada Liturgia. No hace mucho tiempo, el Santo Padre y sus asesores en aspectos litúrgicos dieron a la Iglesia Universal una nueva serie de instrucciones para la celebración de la Misa. Estas nuevas instrucciones son llamadas La Instrucción General del Misal Romano. Aquí en la Arquidiócesis de Santa Fe estaremos implementando esta Instrucción General en el primer Domingo de Adviento. Nos hemos ya reunido con nuestros sacerdotes, diáconos, y ministros extraordinarios de la Comunión para preparar cuidadosamente la implementación de ésta Instrucción. Se han llevado a cabo también otros esfuerzos para preparar a los fieles para los pequeños cambios que esto involucra. Hemos producido un video modelando algunos de los cambios para los ministros litúrgicos. También se ha preparado y enviado información a través de anexos en los boletines y artículos en el periódico The People of God para que todos los puedan leer.
El propósito de leer esta carta durante todas las Misas de este fin de semana es el darles a conocer varios cosas importantes que tienen que ver con la Instrucción General. Una de las más importantes metas de este documento es la de desarrollar un sentido más profundo del misterio, de la reverencia y un sentido más rico de lo sagrado al celebrar la Misa juntos. En algunos lugares, puede ser que ya exista una actitud más reverente hacia los Sagrados Misterios que celebramos en la Misa.
Los documentos litúrgicos llaman a una total, consiente y activa participación de toda la gente que asiste a la Eucaristía. La Liturgia, es, como sabemos, la fuente y la cima de la vida Cristiana.
Yo les ruego que escuchen cuidadosamente las lecturas de las escrituras, las oraciones y especialmente la Oración Eucarística durante la cual se llevan a cabo la consagración del pan y el vino. Yo les he recordado a nuestros sacerdotes lo importante que es el seguir cuidadosamente las normas litúrgicas y el ser fieles a las palabras exactas de la Oración Eucarística. Mientras se permite que el celebrante adapte pastoralmente algunas de las partes introductorias, ningún sacerdote u obispo puede cambiar las palabras de las Oraciones Eucarísticas o las oraciones que son centrales dentro de la Misa.
Una de las decisiones tomadas por los Obispos de los Estados Unidos y aprobada por Roma es el que debemos arrodillarnos inmediatamente después del Santo, Santo, Santo, y permanecer arrodillados hasta concluir el Amen de la Oración Eucarística. Habrá algunas excepciones por razones de salud, falta de espacio o alguna otra buena razón. Unas cuantas de nuestras iglesias han sido construidas sin el mobiliario apropiado para hincarse y pudiera ser muy difícil modificarlas. Todos aquellos que no se arrodillen, deberán hacer una profunda reverencia cuando el sacerdote realice la genuflexión después de la consagración. Más adelante en la Misa, los fieles también se arrodillan después del Cordero de Dios.
Otra decisión que se incluye en la Instrucción General es que la postura propia para recibir la comunión es estando de pie. Se pide a los fieles que muestren un signo de reverencia mientras se acercan a recibir la Sagrada Comunión. El signo de reverencia determinado por los Obispos y aprobado por Roma es una simple inclinación de la cabeza antes de recibir la Sagrada Hostia y la Sangre de Cristo del Cáliz. No debemos arrodillarnos ni hacer una genuflexión para la Sagrada Comunión ya que estos no son los signos de reverencia indicados por las normas. La inclinación de la cabeza antes de recibir la Comunión puede hacerse en el momento en que el Ministro de Comunión presente la Sagrada Hostia o el Cáliz. Es importante que nuestro signo de reverencia no retrase la distribución de la Sagrada Comunión.
El documento señala que es importante que estemos unidos en las formas de expresión y posturas que utilizamos durante la Misa. Es también importante el hacer una genuflexión reverentemente hacia el Tabernáculo cuando entramos a la Iglesia y cuando nos vamos, siempre y cuando el Tabernáculo sea visible dentro de la Iglesia. La genuflexión es el signo de reverencia apropiado en ese tiempo y expresa nuestra creencia en Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, presente bajo la apariencia de la Sagrada Hostia en el Tabernáculo. Aquellos que tengan dificultad en hacer la genuflexión pueden realizar una inclinación en forma profunda y reverente. Si el Tabernáculo no estáá presente, hacemos la reverencia hacia el altar, un símbolo de Cristo desde la antigüedad.
La Instrucción General también señala que se debe tomar cuidado especial para distinguir entre los papeles del sacerdote, diácono, y los ministros extraordinarios de la Comunión para que no haya confusión acerca de las responsabilidades de cada uno.
La música sagrada tiene un importante papel que jugar en la celebración de la Liturgia. Es importante que el coro guíe a la asamblea a cantar y cantar himnos que sean conocidos o que se hayan ensayado antes de la Misa. El coro no está ahí para entretenernos, sino para ayudarnos a cantar y a orar más fervientemente.
Ustedes estarán recibiendo más instrucciones por parte de su pastor en cuanto a éstos y otros cambios prácticos que van a ser requeridos en su parroquia. Por favor sepan que su pastor tiene mi total autorización en la implementación de la Instrucción General.
Oremos para que las normas aprobadas sean seguidas fielmente en cada parroquia en toda la Arquidiócesis. Pidamos también a Dios que a través de nuestra devota celebración de la Misa podamos acercarnos más a Cristo nuestro Rey y que busquemos seguirle y servirle más fielmente.
Sinceramente en el Señor Resucitado
Reverendíísimo Michael J. Sheehan
Arzobispo de Santa Fe